Cerca del puerto,
de una ciudad cualquiera,
había una calle muy especial...
Tenía dos aceras, como la mayoría de las calles,
pero había algo,
que la hacía diferente a todas las demás...
En una de ellas sólo se podía ser bueno,
y en la otra sólo ser malo...
Paseando por el puerto,
y disfrutando de una noche muy oscura,
con una luna ínfima, casi nueva
y sin pensar en nada...
vi a una muchacha,
de rasgos marcados y dulces,
y unos ojos inmensos...
brillantes y profundos...
tan profundos que no pude escapar a ellos...
Empezó a caminar,
hacia el fin del paseo,
y la perdí...
y pensando en ella,
llegué hasta aquella calle,
y allí la encontré...
Me miró...
y no pude más que...
acercarme a ella,
y ella... se "dejó acercar"...
Nos besamos...
nos besamos como niños inocentes,
como adultos apasionados...
y como si llevaramos 1000 años juntos...
...
segundos
minutos
horas...
Y sin saber porqué,
quise terminar con aquello...
Nos fuimos a la otra acera...
y tomé direccion contraria a ella;
la abandoné...
en aquella calle...
... en la calle especial de dos aceras...
donde en una es imposible hacer el bien
y en la otra es imposible hacer el mal...
Aún sigo dudando cual es cual......