miércoles, marzo 14, 2007


Cerca del puerto,
de una ciudad cualquiera,
había una calle muy especial...
Tenía dos aceras, como la mayoría de las calles,
pero había algo,
que la hacía diferente a todas las demás...
En una de ellas sólo se podía ser bueno,
y en la otra sólo ser malo...

Paseando por el puerto,
y disfrutando de una noche muy oscura,
con una luna ínfima, casi nueva
y sin pensar en nada...
vi a una muchacha,
de rasgos marcados y dulces,
y unos ojos inmensos...
brillantes y profundos...
tan profundos que no pude escapar a ellos...

Empezó a caminar,
hacia el fin del paseo,
y la perdí...
y pensando en ella,
llegué hasta aquella calle,
y allí la encontré...

Me miró...
y no pude más que...
acercarme a ella,
y ella... se "dejó acercar"...

Nos besamos...
nos besamos como niños inocentes,
como adultos apasionados...
y como si llevaramos 1000 años juntos...

...
segundos
minutos
horas...

Y sin saber porqué,
quise terminar con aquello...
Nos fuimos a la otra acera...
y tomé direccion contraria a ella;
la abandoné...
en aquella calle...

... en la calle especial de dos aceras...

donde en una es imposible hacer el bien
y en la otra es imposible hacer el mal...

Aún sigo dudando cual es cual......